Cada robot es un chasis de dos metros de ancho por 5 metros de largo capaz de portar distintos tipos de herramientas para ejecutar distintos tipos de labores agrícolas.
A su vez, su trocha y despeje pueden ajustarse habilitando la posibilidad de uso a cultivos que se siembran con distintas distancias entre hileras y que tiene diferente tamaño y/o estructura de canopeo.
Su fuente de potencia es un motor de combustión interna y todos los accionamientos de movimientos son hidraúlicos. Esto determina que el acceso a repuestos este garantizado en todo el territorio del país y no existan mayores complejidades a la hora de tener que realizar reparaciones ante la ocurrencia de roturas.
El sistema de autoguiado integra un gps, un sensor de movimiento inercial, un radar LiDAR de 5 haces, tres cámaras RGB, y una cámara termográfica. Esto permite el constante geoposicionamiento de la unidad y el reconocimiento del entorno a partir de la integración de distintas fuentes de datos digitales.
Los mecanismos de seguridad integran el frenado automático e instantáneo ante el reconocimiento de la ocurrencia de riesgo de accidentes a partir de la información generada por varios de los sensores mencionados en el párrafo previo. Adicionalmente se complementa con un paragolpes delantero sensorizado que se activa por contacto con eventuales obstáculos.
Cada unidad pesa unos 1.000 kilogramos y es capaz de desplazar a una velocidad máxima de 10 kms./hora unos 2.500 kilogramos de carga útil. Una de las ventajas de la reducción del peso de las unidades es la disminución del efecto negativo sobre la compactación de los suelos agrícolas.
La reducción de la carga útil y la velocidad de desplazamiento atentan contra la capacidad de trabajo instantáneo. No obstante esa reducción en la capacidad de trabajo instantáneo se compensa por la posibilidad de realizar una determinada labor con múltiples unidades trabajando “en flota” (comparando capacidades de trabajo teóricas, una pulverizadora de 32 metros de ancho de labor que trabaja a 15 kms./hora, puede reemplazarse con 4 robots capaces de remolcar 4 pulverizadores de 12 metros de ancho de labor a 10 km./h.).
Una ventaja adicional de la solución es que todas las unidades de la flota pueden ser conducidas mediante un sistema de tránsito controlado. Esto refuerza la posibilidad de minimizar el riesgo de compactación de los suelos.
Hasta el momento una desventaja que no hemos podido resolver es que la mayor cantidad de unidades demanda un mayor esfuerzo logístico para realizar los repostajes de insumos a aplicar en el campo (i.e. semillas, fertilizantes, agroquímicos), pero trabajamos en el desarrollo de un sistema de repostaje centralizado y unidades móviles para hacer repostajes en lugares alejados de la unidad de repostaje central, para evitar grandes desplazamientos en vacío de las unidades que están ejecutando la labor en el terreno.
A futuro también consideramos que la posibilidad de contar con unidades de pequeñas máquinas trabajando de forma autónoma, nos permitirá explorar la existencia de beneficios derivados de la diversificación espacial de cultivos en el paisaje (estímanos que podremos sembrar parches de cultivos mas pequeños protegiendo y hasta incrementando la biodiversidad en el paisaje agrícola y multiplicando sus efectos positivos).